Elsa y Anna seguían corriendo quedándose casi sin aliento, con el dragón aún detrás de ellas. Cuando disponía a lanzar sus llamaradas, su tórax, cuello y ojos se iluminaron intensamente, alertándolas de las llamas que estaba a punto desatar. Elsa empujó a Anna fuera del camino poníandola detrás de una pared e hizo una vez más una pared de hielo como a de antes, intentando bloquear el ardiente aliento del dragón. Según empezaba a derretirse, Elsa se esforzó por mantener la pared de hielo, incluso haciendola más grande, más gruesa, y más alta, pero Smaug rugió deteniendo su ráfaga de fuego y derribo la pared él mismo, embistiéndola con la cabeza y los hombros. Elsa gritó intentando cubrirse de los enormes bloques de hielo que estaban a punto de aplastarla. Levantó la vista, y vio al dragón reírse, acechante con una malvada sonrisa mientras miraba a Elsa.
- Impresionante- rió sarcástica Smaug.
A Elsa no le hacía gracia lo más mínimo. Aún asustada, mantuvo sus manos en alto buscando alguna manera de defenderse, Smaug dio vueltas a su alrededor cual depredador a su presa. Pensando rápidamente, Elsa pisó fuerte el suelo con su pie formando una capa de hielo bajo las patas de Smaug; al sentirla, su cuerpo empezó a a deslizarse sobre la resbaladiza superficie y de repente resbaló y cayó el suelo, creando un enorme “boom” al desplomarse. Anna reía saltando.
- ¡Bien hecho, Elsa!- gritó Anna.
Elsa miró a Anna, sonriente, sintiéndose orgullosa, pero Smaug abrió su ojo, mirándola furioso. Poniéndose de pie, gruñendo salvajemente. Elsa se dio la vuelta, viendo a Smaug levantándose, corrió hacia su hermana, agarrándole la mano y volviendo a correr hacia la sala de entrada por donde habían entrado a la montaña. Smaug finalmente se puso sobre sus patas estampando tras ellas, Elsa y Anna lograron por fin salir de la montaña, Elsa escondió a su hermana detrás de una roca.
- ¡Quédate aquí! ¿Vale?- le susurró Elsa.
- Vale- respondió Anna, con los ojos muy abiertos por el miedo.
Elsa volvió corriendo a la entrada para ver el hocico de Smaug, y luego su globo ocular mirándola a través de la puerta. Justo cuando iba a escupir fuego, Elsa cubrió la entrada con hielo haciéndolo grueso y bloqueándola. Pero entonces, Smaug se puso a embestir contra el muro, una y otra vez, haciendo que las paredes se resquebrajaran. En cuanto a Anna, vio daba su hermana dando unos pocos pasos atrás, hasta que tropezó, perdiendo el equilibrio y cayendo de espaldas. Anna jadeó y corrió hacia su hermana.
- ¡ELSA!- gritó Anna, pero cuando Smaug embistió contra el muro una vez más, lo derribo, haciendo que Anna saliera volando por el aire, gritando, mientras derribaba los muros de la montaña, retorciéndose, abriendo espacio para que su colosal cuerpo pudiera pasar. Elsa oyó el grito de su hermana y la vio cayendo.
- ¡ANNA!- gritó Elsa, extendiendo la mano, mas cuando lo hizo, su magia de hielo escapó y golpeó la cabeza de Anna, haciéndola caer en una colina rodando por el suelo inconsciente e inmóvil. Elsa jadeó y corrió hacia ella.
- ¡¿ANNA?!- gritó Elsa sosteniendo a su hermana entre en brazos, mirándola mientras veía un pequeño mechón blanco apareciendo en su cabello. Elsa sintió que su corazón latía con cierto preocupación, su mente se aceleró con pensamientos sobre su hermana, yacida e inmóvil, por su culpa; ¡¿Había matado a Anna?!
- ¡MAMÁ, PAPÁ!- lloraba Elsa abrazando fuerte a su hermana.
De pronto, escuchó un ruido, levantó la vista y vio a Smaug gruñendo y mirando a todos lados, preguntándose dónde estaban las niñas. Entonces se detuvo y lentamente volvió la cabeza hasta ver a Elsa sosteniendo a su hermana en sus brazos, mientras Elsa miraba al dragón con los ojos llenos de lágrimas. El dragón miró ferozmente a Elsa y se acercó hacia las dos niñas, enseñando poco a poco sus dientes, su tórax brillando, sus ojos entrecerrándose de ira.
Entonces se oyó el sonido de un enorme “TWAN”, Smaug se volvió y entonces “BANG” algo golpeó en la cara del dragón, y cayó suelo. Bajó la mirada viendo lo que era… una flecha negra. Smaug se volvió mirando furioso hacia la persona que la había disparado. Girion, Señor de Dale, que estaba en una enorme ballesta en un carro mirando desafiante al dragón con sus hombres detrás suya con enormes arcos en posición.
- ¡No te acerques a esas niñas, dragón!- gritó Girion.
- ¡VAIS A ARDER!- rugió Smaug disponiéndose a escupir fuego, pero Girion disparó otra flecha negra, haciendo que el dragón casi cayera de lado por el impacto, aunque ninguno de los mortales proyectiles consiguió siquiera penetrar en su dura piel. Elsa observaba, sorprendida aún sosteniendo a Anna. Sintió una mano en su hombro, jadeó y se giró para ver a su padre.
- ¡Papá!- gritó Elsa.
- ¡Rápido, Elsa, dame a Anna!- dijo el rey mientras Elsa le daba a su padre a Anna y luego este cogió a Elsa y montó en su caballo con sus hijas, cabalgando hacia la noche.
En cuanto a Smaug, vio un rastro de hielo al ver a un hombre llevándose a las dos niñas lejos de la montaña, se dispunía a ir tras ellos, pero otra flecha negra le golpeó, entonces rugió de furia, creando un muro de fuego delante de Girion. Smaug desplegó sus alas volando hacia Dale donde él pensaba que el hombre se estaba dirigiendo con las dos niñas.
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El rey llegó al castillo, la reina salió corriendo a recibirle, viéndole llevando a las dos niñas en sus brazos. Cogió a Anna, quién todavía no había despertado, la reina la miró, y cuando lo hizo jadeó.
- Está helada- dijo la reina.
- Elsa- dijo su padre. ”¿Qué ha pasado?”
- Ha sido sin querer, de verdad- dijo Elsa llena lágrimas. -¡Estábamos huyendo de ese dragón, pero cuando vi a Anna caer, no pude llegar hasta ella y sin querer la herí con mi magia! ¡No quería hacerlo! ¿Estaís enfadados?-
- Claro que no- le dijo suavemente su padre. - Pero las dos sabíais bien que no debíais ir a esa montaña-
- Lo sé- dijo Elsa tristemente.
-Tenemos que llevar a Anna a los trolls- dijo el rey dirigiéndose a su reina. - Ellos pueden ayudarnos-
- ¡NO IRÉIS A NINGUNA PARTE!- retumbó una voz.
Todos se volvieron para ver a Smaug aterrizando sobre las torres de las puertas, con sus garras rasgando las tejas y la estructura crujiendo bajo su peso; su gruñido desgarró la noche como un trueno mientras miraba a la familia real.
-Debí imaginar que se trataba de la gente de Arendelle, maquinando un plan con esos asquerosos enanos, ¡Y ROBAR MI ORO¡- bramó Smaug.
- ¡No queremos nada tuyo, bestia!- exclamó la reina, manteniendo a Anna cerca de su pecho mientras la sostenía en sus brazos.
- Los humanos no sois mejores que los enanos- gruñía Smaug irritado. “Dadme a la 'niña de nieve', y tal vez considere dejar vuestro reino intacto-
-¡No vas a llevártela!- gritó el rey.
Elsa abrazó la pierna de su padre mientras este ponía su mano protectora en el hombro de su hija mayor. Smaug gruñó enfurecido alzando su cabeza y su toráx.
- Sea pues- resonó Smaug tomando una profunda respiración, y con un rugido desató sus llamaradas. Todos gritaron y se cubrieron, pero entonces algo bloqueó el fuego. Elsa abrió los ojos y vio una brillante y rosada luz, miró con asombro al ver a una mujer con el pelo rojo, y un vaporoso vestido rosa, con una cinta púrpura alrededor de la frente, y sosteniendo una brillante y rojiza rosa, con sus ojos rosados iluminándose también. Con un solo gesto de su mano, extinguió las llamas. Smaug rugió airadamente a ese ser de fábula que se interponía su camino.
- Márchate, Smaug- gritaba la mujer con una poderosa e inusual voz, que sonaba alto pero bajo al mismo tiempo, reverberando con poder. “Abandona Arendelle ahora, no tienes ningún derecho a hacer daño a esta gente, esta barrera protegerá a este reino de tu cólera hasta que el hechizo se rompa- entonces la mujer lanzó la rosa al aire haciéndola estallar como un fuego artificial, y de esa luz, una surgió una esfera formando una barrera sobre el castillo. Smaug fue físicamente empujado por la magia, enviándolo desde la torre a caer al suelo. Se levantó, sacudiendo su cabeza y rugiendo, escupió fuego, pero el campo de fuerza bloqueaba sus ataques. Todo el reino vitoreó, sabiendo de que estaban a salvo. Elsa y su padre se abrazaron mutuamente, viendo como el dragón lanzaba fuego atrozmente contra la barrera, como la desgarraba y embestía contra ella en vano. Pronto vio que no podía romper la barrera que aquella mujer espiritual había creado. La mujer miró al rey y a la reina mientras ellos la miraban, perplejos.
- Marchaos ahora que tenéis oportunidad- les dijo la mujer. - Llevad a vuestras hijas a los trolls-
El rey asintió, y con su esposa y sus hijas, fueron a la parte posterior del castillo para llegar a Living Rock, donde viven los trolls.
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El rey y la reina cabalgaban hacia Living Rock lo más rápido que podían, con la esperanza que la bestia no les había seguido. Pero Smaug estaba demasiado ocupado intentando destruir el barrera. Finalmente llegaron; a un lugar cálido y rocoso lleno de aguas termales. El rey y la reina bajaron de sus caballos y llevaron a sus hijas con ellos.
- ¡Por favor!- llamó el rey. - ¡Ayudadme, mi hija está herida!-
De pronto, un montón rocas de tamaño medio rodaron hacia ellos mientras Elsa estaba de pie entre sus padres, mirándolas con miedo. Las rocas se transformaron y se convirtieron en pequeños trolls. Todos ellos susurraban y murmuraban entre sí, sabiendo que era el rey, entonces apareció una otra roca rodando hacia el rey transformándose en un viejísimo troll vestido con una capa de musgo, mirándole.
- Majestad- dijo el troll chaman haciéndole una reverencia mientras caminaba hacia ellos. El rey y la reina se la devolvieron y le mostraron a Anna, que todavía seguía inconsciente.
- ¿Nació con poderes o es un hechizo?- preguntó el troll chamán, refiriéndose a Elsa.
- Son de nacimiento- respondió rápidamente el rey.
El troll tocó la cabeza de Anna y sintió la magia de Elsa en ella.
- Suerte que no ha sido en el corazón- explicaba el líder. - Porque el corazón no es tan sencillo de cambiar, pero la cabeza sí se puede modificar-
- Haga lo que deba- dijo desesperadamente el rey.
El chaman asintió creando imágenes de Anna y Elsa jugando juntas, antes de cambiarlas. - Eliminaré toda la magia, incluida la de los recuerdos para asegurarse, pero tranquilos, recordará todo lo divertido”
Después de eso, sanó la cabeza de Anna, y esta volvió a calentarse y a respirar bien.
- Pero no recordará que tengo poderes- preguntó Elsa tímidamente.
- Es lo mejor- le dijo su padre, poniéndole la mano en el hombro.
- Escúchame, Elsa- le explicó suavemente el troll chamán. - Tu poder seguirá creciendo-con un gesto de su mano, creó una imagen de una Elsa adulta creando magia con gente sonriendo y los niños riendo, viendo lo maravillosa que era su magia mientras la Elsa adulta creaba un gigantesco copo de nieve. - Hay belleza en él, pero también hay un gran peligro- tras eso, el copo de nieve se volvió rojo y Elsa miró con miedo. - Debes aprender a dominarlo, el miedo será tu enemigo- el troll chamán entonces mostró la imagen de una figura oscura, riendo malvadamente sobre la Elsa adulta, mientras la gente de su alrededor se volvía contra ella. Elsa jadeó escondiéndose en los brazos de su padre.
- No. La protegeremos- dijo desafiante el rey. -Aprenderá a controlarlo, seguro,”
- Puede ser imposible a menos que… cuando el fuego y el hielo colisionen, el equilibrio se restaure- explicó el troll haciendo otra imagen de Elsa de azul y un dragón rojo combinado sus poderes creando un torbellino.
- ¿Tengo que luchar contra él?- preguntó Elsa asustada.
- Aún no, pero cuando lo hagas- le explicó su padre. -Estaremos listos-
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Momentos después, Elsa y su familia regresaron a casa, y vieron que el dragón había estado dando vueltas alrededor del castillo desde hace un buen rato, y airadamente había destruido Dale, convirtiéndola en ruinas. Desde que apareció Smaug, nunca había dejado de intentar encontrar a la 'niña de nieve'. Cada día, Elsa veía volar al dragón, pensando este que saldrían, pero Elsa estaba encerrada en su habitación hasta el momento del que el troll chaman dijo que llegará. Ella miró por la ventana, viendo a Smaug posado sobre el borde de un acantilado, y aunque estaban a bastante cierta distancia, este aún podía mirarla fijamente, furioso. Elsa observaba al dragón, asustada, pues ella sabía que esto no había terminado.
Sigue interesante la Historia
ResponderEliminarLa pelea es LA HOSTIA!! X3
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